Mi primera cámara y una tetera

Intento pensar cuál fue el Big Bang de mi pasión, para comenzar a contarte un poco mi camino hasta Vanwa. Después de mucho pensar, creo que sé cuál fue, así que ahí va…

Cuando cumplí 6 años mi madrina me regaló mi primera cámara. Mi familia ya sabía cuál era mi destino y lo impulsaba, mientras tanto yo comenzaba a descubrirlo. Tiempo después, mi mamá fan de inmortalizar momentos, compra una filmadora con la cual montó mi primer film cinematográfico. Las audiciones fueron en la escuela y los guiones repartidos a mis compañeros de curso, quienes lo dieron todo para que la peli fuera un éxito de taquilla en el living de mi casa.

Mi infancia estuvo marcada por mi efervescente perfil artístico, disruptivo y enérgico. El cual marcó la dirección hasta llegar al punto exacto en el que hoy me encuentro.

Al terminar la primaria, empecé la secundaria en un colegio con orientación artística. Mi pasión se comienza a perfeccionar. Compañeros y docentes, con los cuales compartía la pasión por el arte, me enseñaron a crear sin ponerle límites a la imaginación: una pelopincho en medio del colegio y pulpos hechos con pantalones de jean eran posibles.

En esta etapa conocí a dos personas, Van y Wa, mejor conocidos como Van Gogh y Andy Warhol, dos personalidades que marcaron y marcan tendencia, los cuales dejaron su huella en el mundo… desde ese entonces me propuse hacer algo, aunque sea mínimo, que marque la vida de una, dos o miles de personas.

Termina la secundaria y llega el momento del CLÍMAX, tenía que elegir entre Diseño Gráfico o Arquitectura. Inicié el pre de arquitectura mientras continuaba en la dicotomía. Pasaban las semanas y no me decidía, hasta que un día, caminando hacia la casa de una amiga, pedí una señal al universo (sí, me pintó chamán). Minutos después de llegar Eve, su mamá, me dijo “Agu mirá, vos que amás el diseño” y me mostró un regalo que le habían hecho, una tetera de porcelana intervenida artísticamente. Para mí, esa fue la señal, o lo que necesitaba para tomar la decisión que ya sabía era la indicada para mí.

(Mini tip: todos sabemos exactamente para qué somos buenos y qué nos apasiona, sepan a quienes escuchar y más a quienes no)

Nueva etapa. Llamo a mi mamá entre lágrimas y le cuento que entré a la UNCuyo. ¿Qué puedo decir de la FAD? ¿Me estresó? Sí. ¿La amé? Sí, y lo seguiré haciendo hasta el día que me reciba y para siempre, porque me dio la oportunidad de adquirir conocimientos, los cuales aplico todos los días, y aptitudes que me hicieron mejor persona y profesional.

2016, comienzo a dar clases en 3 escuelas primarias rurales. Mi herencia de docente en algún momento tenía que ponerse en práctica, y no pudo llegar en el mejor momento. Cursar y trabajar en una Gráfica estaban automatizando mi perfil y encasillando la creatividad.

Mis alumnos me mostraron, nuevamente, que el arte y diseño son para vivirlos, para dejarlos volar hasta el momento en que ves el resultado final y te sorprendes del trabajo realizado. Es así como, con pequeños de 11 años, ganamos un concurso a nivel provincial y luego recibí la distinción como docente destacado de la provincia de Mendoza.

La mención no era solo mía, aprendí más de mis alumnos que seguramente ellos de mí. O tal vez, aprendimos a la par, éramos pares, mi niño interior estuvo dictando cada una de esas clases, se podría decir que también tengo algo de Peter Pan.

Al final de ese año comenzaron a pasarme cosas la cuales me mostraron que no era 100% yo, algo faltaba para sentirme pleno. Algo me faltaba comunicar, contar, compartir y vivir. Pasaron los meses, pasaron varias charlas con mis personas más allegadas, y pasó que entendí que el amor es amor. Me comencé a amar y amar lo que soy.

3 años atrás comenzaba a subir las escaleras para juntarme con dos personas que me abrieron las puertas a un mundo sin fin. Empiezo mi camino como diseñador en Constructora Colonial, aprendo, aprendo escucho y aprendo más.

Hasta que llega el día en que me toca enseñar otra vez. Entran a la empresa cinco profesionales llenos de energía, con los cuales volví a enseñar y aprender, desarrollando así mi perfil como líder y me empoderaron para afrontar nuevos desafíos.

Termina su entrenamiento laboral y, automáticamente, termina otra etapa de mi vida, estaba listo para desafiarme, para algo nuevo, para tenerle miedo a lo desconocido, para darlo todo por crear.

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Es así como inicia Vanwa, con Nico, Mica y un equipazo cargado de sueños. Los cuales hace 2 meses se cumplen día a día y se seguirán cumpliendo, porque para eso están. Las grandes cosas se hacen en equipo, con pasión y mucho amor.

Si llegaste hasta acá te agradezco por dejarme contarte algo de mi vida, después de leer todo eso te puedo decir que me conoces un poco más y espero en algún momento conocer la tuya porque cada persona es un mundo y tiene una historia para contar.

Gracias. Agu.

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